Ciencia viene de sciere que significa saber. Filósofo es el
amigo de la sabiduría y en su forma inicial Tales de Mileto, Anaxágoras,
Anaximandro fueron filósofos jónicos y se les considera como los pioneros
científicos del mundo griego.
La ciencia y la
filosofía se definieron como el saber y el afán de conocimiento mezclándose con
la teología y las matemáticas hasta que en el siglo XVI Francis Bacon propulsó
la experimentación e investigación científica. Copérnico, Kepler, Galileo en el
siglo XVII obligarían la diferenciación
entre astrología y astronomía que estaban unidas por mitos y leyendas desde los inicios tempranos del acontecer
humano.
La ciencia puede compaginarse con la religión y creencias en cuanto que trabajan buscando verdades pero no puede someterse a planteamientos dogmáticos porque perdería su razón de
ser que es la crítica y el sometimiento a cuestionamientos hasta encontrar
verdades relativas. En general la ciencia no defiende verdades absolutas por
eso yerra y se corrige. La fe si postula verdades absolutas que no deben
discutirse.
Al admitir que la tierra giraba alrededor del sol se permitía
la existencia de un universo planetario con estrellas, astros y espacios infinitos.
Disciplinas que hoy se denominan mágicas y esotéricas como la
alquimia y la astrología estuvieron fusionadas con la química y la astronomía
hasta que llegó un momento en que las evidencias obligaban a separarlas. La astrología era lo que se deseaba fueran los astros y la astronomía comprobaba y probaba las ideas preconcebidas en ellos
La alquimia en su búsqueda de convertir todo en oro daría
entrada a la química con Lavoisier (1743) como su pionero hace más de
doscientos cincuenta años y la física con Newton, su descubrimiento de la
gravedad y su cálculo infinitesimal reforzarían el conocimiento moderno de la
naturaleza y sus leyes.
La biología, la medicina, la psicología, la sociología y las
ciencias humanas, asi como la poesía, la literatura solo en el siglo XIX empezaron a separarse de
las religiones y de la Teología. El creacionismo fue universal en su aceptación,
con excepciones hasta 1800, los tribunales religiosos juzgaban hasta bien
entrado el siglo XX y el arte tenía como inspiración situaciones y actos religiosos como lo demuestran los poemas y
pinturas de la edad media.
Darwin, Lamarck, Wallace ayudarían, aun sin querer, a separar
cultura y ciencia de la fe y lo metafísico.
Leeuwenhoek, un óptico artesanal, en el siglo XVII daría
entrada a lo microscópico en los conocimientos al fabricar un juego de lentes
que podía aumentar los objetos en 250 veces su tamaño.
Quedarían establecidos de esa manera el Macrocosmos con los
astros, estrellas y planetas que venía siendo estudiado a simple vista desde la
prehistoria y después de 1608 seria analizado por los telescopios cada vez más
potentes y llenos de detalles. La gravedad
sería una fuerza presente en los
estudios astronómicos. El Cosmos, en
donde ocurre la cotidianidad es administrado y observado con los cinco
sentidos de las especies animales. En el
planeta tierra carente de aparatos que aumenten las sensaciones, prima la
física Newtoniana. Sus leyes se creían
inmutables hasta la aparición de la física cuántica en la primera mitad del
siglo XX con la indeterminación y el
azar.
Antes del año 1900 se trazaron y definieron valores humanos y
éticos con imaginarios colectivos que hoy por hoy son arcaicos. El microcosmos
donde vive la vida en sus proteiformes manifestaciones solo se consolidaría,
aunque en forma parcial, en el siglo XX y en el predomina la visión física
cuántica que fue descrita y postulada por Mark Planck, Schrodinger, Weisemberg,
Richard Feymman hacia 1930 aunque siguen los tres principios de los postulados
Newtonianos.
Con la física cuántica
y las teorías de la relatividad especial y general postulada por Einstein se
pueden explicar las fuerzas nucleares fuerte y débil, las fuerzas
electromagnéticas, y la fuerza gravitatoria que son las energías que mueven
todo en el universo.
La filosofía moderna habla un idioma que se ocupa del macrocosmos
en forma incompleta y del cosmos. Al definir microcosmos ¡se quedó en el átomo
de Demócrito! Las diferentes creencias religiosas en sus definiciones y
enseñanzas no le dan importancia a lo microscópico y sin embargo allí es donde
se encuentran las respuestas sobre la vida y sus comienzos. En ese micromundo
la ley de la causalidad no aplica y todo ocurre según acontecimientos que hasta
ahora la ciencia comienza a entender y a publicar.
El tiempo cósmico solo lo vino a definir la aparición de la
vida humana y antes de ella no existía
el pasado y mucho menos el futuro. La ley de la relatividad hace que espacio y
tiempo se vuelvan dependientes en sus valores el uno del otro.
El mundo hasta el 2003 tenía un terabyte de conocimientos
para repartir entre todas las ideas y creencias. Hoy cada semana se agrega un
terabyte extra a esa información que
constituyo el saber del planeta tierra por millones de años. Mucho de lo que se
agrega ahora, es ciencia consolidada que a veces se trata de pasar por alto por
ignorancia o conveniencia.
¿Por qué las creencias religiosas no hablan de lo microscópico si el que las
propuso fue Dios, el omnisciente? Mi respuesta es clara porque el microscopio
solo fue descubierto hace 300 años y las religiones ligan socialmente a los
humanos hace por lo menos 10.000 años. En lo microscópico se encuentra la
fuente de la vida, importante para explicarnos conocimientos y
valores de trascendencia que buscamos en
el aquí y el ahora.
En épocas pasadas los
momentos felices se buscaban en edenes, paraísos y futuros. Se llegó a vivir
más en el futuro que en el presente como lo atestiguan la vida monacal y el
entregar la vida por razones metafísicas; tal como ahora lo hacen y proponen algunos
credos fundamentalistas que fomentan el auto suicidio, como medio para llegar
al paraíso.
La idea de la existencia de una divinidad creadora, si bien
respetable no tiene contundencia de argumentos en su forma de expresión . Se
debe respetar lo que cada cual, y todas las personas piensen a cerca de ella
pero el problema reside en querer ligar este pensamiento con los valores
morales, éticos y actuantes de las sociedades. Hay un código universal de
valores más o menos aceptado por todas las religiones como podrían ser el de no
matar o el de no robar a los que conviven con nosotros. Esos mandamientos los
compartimos todos, creyentes o no, pero sí de ahí se pasa a solicitar castigos
para los que no se vistan como nosotros o que vean la sexualidad de una manera
diferente entonces las religiones estarán atacando derechos humanos que también
son constructos abstractos para el bien común como son la libertad de expresión
y la expresión de nuestra personalidad ¡en una forma peculiar que no le
infringe daños a nadie!
La búsqueda de respuestas a preguntas fundamentales sobre el
origen de la vida y la muerte deben respetarse como una tendencia humanística
que nos ayuda a estabilizarnos, en grupos e individualmente. Sirve como acicate
de investigación para lo oculto y desconocido, que es lo que se llama sagrado en el lenguaje religioso.
Lo que nadie debe aceptar es respuestas fáciles a preguntas
difíciles porque al hacerlo nos quitamos la sed de conocimientos. Un claro
ejemplo de ello es la facilidad con que hoy en día charlatanes y magos
curanderos hablan de la filosofía cuántica y de la metafísica cuántica
extrapolando conocimientos aun no esclarecidos del todo de la mecánica cuántica
a terrenos míticos como los de las energías flotantes y no corporales. Hasta
ahora que se sepa solo existen cuatro tipos de energía descritas por la ciencia
y son 1) el electromagnetismo,2) la fuerza nuclear fuerte, 3) la fuerza nuclear
débil y 4) la fuerza de gravedad descrita desde hace mucho tiempo por Newton.
El hombre del siglo XVI vivía en un mundo lleno de
explicaciones no científicas y con escasas tecnologías. Su promedio de vida era
de 40 a 50 años. Para el solo existían lo que sus sentidos le decían y el
sentido existencial mítico de la comunidad donde vivía, con escasa información enviada desde otras latitudes. El humano del siglo XXI en
más de un 80% de lo que hace utiliza tecnologías aplicadas de la ciencia como
lo atestiguan celulares, carros, vestidos y alimentos procesados o el internet
que usa sin embargo, en forma paradójica utiliza explicaciones milenarias para
responder preguntas claves en su compromiso vital porque se asusta con la no causalidad que sugiere la mecánica cuántica y se niega a admitir la ciencia que
revalúa la trascendentalidad como lo hace la teoría científica de la
evolución natural y su selección natural. El Big Bang podría ser considerado
como un mito pero se ha comprobado con experimentos que pueden repetirse.
Si aceptamos el creacionismo como verdad ¿quién tiene la
razón? El Quaram, la Biblia, los libros Upanishad o el universo infinito del
Budismo?
En 1700 palabras muy comunes eran dioses, paraísos,
infiernos, pecados. La tierra según cálculos basados en la biblia y propuestos
por el obispo de Usher tenía 4004 días de existencia y había sido creada el 22
de octubre. Las mayorías aceptaban estas especulaciones y quienes no lo hacían
podían ser sometidos a juicios en los que a veces se jugaba la vida.
El siglo XXI está lleno de información pero esta abundancia
hace que entre los pliegues de mensajes novedosos se cuelen leyendas y miradas
esotéricas de la actual realidad que de por sí ya es bastante científica aunque
con lagunas informativas que con seguridad persistirán por largos periodos.
Hoy se conoce miles de veces más sobre el origen de la vida y
la muerte de las diferentes especies que hoy respiran, crecen, se reproducen y
mueren.
Las diferentes culturas fabrican constructos imaginarios que
conforman la telaraña de ideas y fantasías en las que nos movemos en la
cotidiana vida humana y esos constructos fabricados en largos periodos a veces
priman sobre nuestras neuronas asociadoras y pensadoras.
Estudios científicos sugieren que desde los tres años de edad
ya tenemos fijados en nuestra psiquis prejuicios de lo que se llama sentido
común que dificultan la resolución de investigaciones.
La educación en la familia y en las aulas debe centrarse en
el pensamiento crítico y en la duda y escepticismo si queremos que los niños
sean capaces de buscar el mundo de la ciencia. Casi todas las religiones
conocidas desestimulan el espíritu escéptico
al dar respuestas únicas sin ninguna prueba concluyente.
Noventa y nueve por ciento de las especies que han vivido se
han extinguido y el ser humano no es una excepción a esta regla. Hasta ahora
según cálculos somos 7000 mil millones de hombres vivos pero ya han fallecido
108 millones que están muertos y algún día, ojala lejano, nuestra especie se
extinguirá como las otras. Mi postulado
es trabajar por los humanos aquí y ahora y una de las formas de hacerlo es
quitar de la visión cósmica sitios edénicos no existentes.
En 1915 treinta y dos por ciento de la humanidad cree como
cristianos, 22% como musulmanes, 13% como hinduistas, 6% son Confucionistas o
Taoístas, 4% creen en cultos tribales,
6% son Budistas, 2% practican religiones de la Nueva Era y 0,2 % son judíos
creyentes. Más del 80% de la población mundial se categorizan como religados a
un culto y a un conjunto de valores.
Aunque un buen porcentaje de los valores humanos es
compartido por todas las religiones ellas tienen contradicciones e incompatibilidades, las unas
con las otras, como para pensar ¿porque un Dios omnisciente no dio los mismos
idénticos valores para todas lo cual hubiera evitado millares de guerras y
conflictos y hubiera promovido el saber universal?
Como aparecen las civilizaciones hoy en día uno pudiera
pensar, con la cuchilla de Ockam en la mano que fueron los hombres los que
inventaron las divinidades. Este postulado lo refuerza cada vez más la ciencia
que se equivoca todos los días pero lo reconoce y corrige al contrario de lo
que hacen los cultos y creencias.
El problema de confrontación entre ciencia y religión existe
solo en las democracias. En estados antidemocráticos se resuelve el embrollo
con la espada de Damocles que se descarga si no se aplica sin replicar el dogma
que le conviene al poder dominante ligado con la religión que lo legitima.
En las democracias la confrontación es más sutil y se hace
por coerciones educativas, deliberativas y de información, que a pesar de todo
son muy fuertes, en el contexto cultural y retrasan la toma científica pacifica
de la visión cósmica de los hombres.
Daniel Kanheman, premio nobel de economía, en su libro: Pensar rápido, pensar despacio
propone que tenemos dos tipos de ideas. Una intuitiva, errática,
rápida y que es la que primero usamos y otra racional, lenta, analítica
pero más segura. Pareciera que la intuitiva es más automática y tendemos a
usarla casi en todo porque no requiere un trabajo intelectual lento y tedioso.
Nuestra tendencia natural ante las grandes preguntas existenciales es usar lo
intuitivo y fácil para no colocar en posición incómoda y tediosa nuestro debate
sin lugar a dudas más importante. Solo los científicos no ponen ese freno al
pensamiento y por eso la duda y el escepticismo se ve con mucha mayor
frecuencia en ellos.