El decálogo que viene para el siglo XXI
Creo que la modernidad exige una
ética mínima para que la continuidad de la vida siga su curso, sin llegar a límites de
salvajismo que nos vuelvan, solamente animales o persistir en ideas mágicas o
míticas que justifiquen nuestros valores humanos imprescindibles para la vida
social e individual.
El amor, la solidaridad, el
sentido de grupo, las relaciones familiares bien entendidas, la amistad, el
sentido de la belleza y del arte, la salud y por supuesto la inevitabilidad de la muerte
son los pilares de la dignidad humana. Sobre ellos debemos basar nuestras
acciones y propuestas de vida.
Por ello ese decálogo, que ya se insinúa
en el código de Hammurabi y que está implícito en muchos escritos de
diversas religiones, que buscaban volver trascendente al humano Homo Sapiens
desde quizás hace unos 200.000 años cuando, por primera vez, se empezó a llevar
a cabo el enterrar a los muertos para significar la diferencia entre ellos con
las otras especies vivientes debe ser actualizado para adaptarlo a las verdades
y realidades del siglo XXI y de los por venir.
El DECALOGO PARA LOS VALORES HUMANOS
podría empezar a postularse de la siguiente manera:
(1) Amar la vida sobre todas las cosas
Este postulado implica que nuestra primera
trascendencia notable es de respeto a todo lo vivo y complejo sobre lo
inanimado e inerte.
En su orden están vivas desde las
bacterias y levaduras de donde emergieron las otras especies cada vez más
complejas a medida que se volvieron multicelulares hasta llegar a los humanos,
que por el gran desarrollo del Sistema Nervioso son hoy por hoy, los exponentes
mas conscientes de la gran complejidad de lo que llamamos VIDA.
El respeto a lo vivo
lleva implícitos mandatos como el de no matar a nadie
mientras no se ponga en peligro la supervivencia humana digna.
Y tener una consideración especial
con los niños .semilla humana, y con los ancianos que cumplieron con su
compromiso comunitario de servicio y que ahora descansan en un preámbulo
de la muerte y desaparición.
(2) Reconocer que como especie
tenemos derecho a la supervivencia, asi estemos limitados por
impedimentos, que en otras especies implicarían la desaparición, como son la
presencia de defectos congénitos graves, mientras estos no amenacen la vida de
otros humanos.
(3) La reproducción es otro principio
clave para la especie y en este sentido una sexualidad responsable será
estimulada como principio ético ,sin que prime sobre el principio de
supervivencia. Será adornada por el amor
y la sensibilidad humanas inherentes a nuestra condición de especie
comunitaria.
(4) Somos una especie comunitaria como
lo son las avispas, hormigas y abejas desde hace 150 millones de años y también
los lobos, los castores y algunos mamíferos y primates.
En nuestra comunicación prima un cerebro con gran desarrollo que permite pensar, crear, intuir. Nos ha
permitido en su evolución ser la especie viva que cuestiona e interroga a
permanencia pero a pesar de nuestra voluntad de escogencia de caminos de libertad
estamos contaminados de estados inconscientes que nos hacen trastabillar
mas de la cuenta cuando escogemos una vía entre varias y la razón, aun cuándo
nos fastidie reconocerlo maneja un
porcentaje cercano a 80% de nuestras decisiones. Cada día mas investigaciones
nos dirán cuanto de lo que hacemos u omitimos es consciente o inconsciente.
Pero esta estructura desconocida de
nuestra voluntad no es óbice para que se tracen lineamientos morales que nos
convienen y necesitamos todos como sucede con el incesto en múltiples
especies animales, el no matar a humanos, el no robar, el respetar otras
opiniones diferentes a las nuestras.
(5) Los movimientos religiosos,
filosoficos y míticos buscan concatenar lo racional en nuestras búsquedas de
sentido con lo que no entendemos y pertenecen a los rincones evolutivos de la
supervivencia y de la reproducción.
Todos los ritos, acciones, hechos
y mandamientos que no produzcan daños a
otros grupos humanos que piensen distinto deben respetarse.
Pausadamente la ciencia irá aclarando
misterios y entonces con ellos perderán fuerza ciertas formas de pensar
humanas.
(6) La muerte humana debe ser tan
digna como la vida misma y se facilitará a todos los componentes
de la comunidad para que la eubiologia preceda en la mejor forma a la eutanasia
y la una y otra se unan y complementen.
(7) Los bienes materiales deben buscar en
primera instancia el beneficio grupal y comunitario y después beneficiar a
los individuos. Para hacer esto hay que respetar el derecho de los otros
y acordarse que en las comunidades todos tenemos derechos y deberes con
los demás.
(8) La vida en su diversidad
debe apreciarse en las especies animales, sobre todo en
aquellas, similares a la especie humana. Solo se justifica acabar con la
vida de una especie, cuando el no hacerlo pone en peligro nuestra supervivencia
digna y saludable tal cual sucede en las enfermedades infecciosas mortales.
(9) La vida biológica integral, la
cultura, la civilización en su universalidad tolerante y compasionada y el
arte gratificante todos al unísono junto con las ligazones familiares y
amistades no invasoras de las individualidades deben fabricar un humanismo que
facilite momentos de felicidad firmes y agradables en nuestra vida virtual
y real.
(10) Desconocemos mucho pero no debemos
sacralizar lo desconocido, si no favorecer su investigación y esclarecimiento.
Lo dogmático es inhumano inclusive si se postula con el saber y la ciencia.
Mientras menos dogmas haya habrá más tolerancia.
Debe aconsejarse solo un escepticismo moderado
sin volverlo dogmático.
La
historia de éxitos y fracasos humanos debe conocerse en todos los países.
miércoles,
29 de agosto de 2018