¿Cuál sería
el motor de los pensamientos y acciones
del primer hombre que tuvo raciocinios elementales y cuales las diferencias en
ideas y acciones entre ese cavernícola
con 30000 o más años de haber vivido, si lo comparáramos con el actuar y pensar humano del siglo XXI y el año
2014?
Es posible y
probable que su comunicación fuera
gestual con poco lenguaje al igual que
lo podemos observar en algunos primates cercanos a nuestra especie como los
bonobos y chimpancés y en contemporáneos nuestros del viaje existencial que sufren retardo mental con dificultades para la
expresión oral. Sus afanes y preocupaciones en los momentos en que ocurrieron
las mutaciones que trasformaron el
animal en homínido eran similares a las que observamos en las
especies mamíferas actuales. Fluctuarían entre sobrevivir, hasta los 30 años si
eran afortunados, crecer, reproducirse y morir.
. Esos
protohombres cambiarían bajo la
normatividad evolutiva natural de la vida y de su selección natural. En ese
momento las singularidades no pesarían en forma notoria como lo atestiguan los
microbios actuales y la infinidad de especies
eucariotas como los insectos,
crustáceos, marsupiales, cetáceos etc.
En lo vivo incluyendo plantas y animales las
singularidades se observan más cuando
suben los grados de complejidad existencial. Ellas existen si las medimos y comparamos como lo hacemos los seres
humanos. Las unicidades que hacen a los mamíferos, los primates y las personas podrían explicarse en un futuro no lejano con bases científicas cuánticas.
Es probable
que la metamorfosis entre la especie
homínida y el homo sapiens haya tomado miles de años desde el momento en que todo era biología. La cultura
nos diferenció para roturarnos como humanos
después de una mutación afortunada y única.
Bajamos de los árboles, dejamos de
columpiarnos entre ramas y empezamos a caminar erguidos, a vestirnos y a
utilizar símbolos primero orales y luego escritos para comunicarnos. Se materializó la mente y la conciencia
y el sistema nervioso empezó a ser el
agente ejecutor o gerente y garante de nuestro humanismo.
¿Qué
acontecimiento produjo el cambio? La
especulación científica dice que se
explicaría por la evolución natural. El
azar a largo plazo modeló los procesos a través de mutaciones genéticas, muchas
de las cuales no sirvieron, pero algunas terminaron agrandando el cerebro y a través
de sinapsis neuronales que ocurren por millones, terminaron humanizando
ese protohombre animal prehistórico para que
produjera ideas y tuviera creatividad.
Hace unos 40000 años nacieron el
arte y las actividades que diferencian el ingenio humano. Lo prueban las
pinturas halladas en cuevas
prehistóricas.
¿Quinientos
mil, cuatrocientos mil, cien mil años se necesitaron para humanizarnos?. Nadie lo puede precisar hasta ahora. Sabemos que
lo bio-humano fue evolucionando en forma paulatina, aunque en ocasiones las
mutaciones se aceleraron. Muchos de los cambios genéticos hereditarios ocurrieron por el método de prueba y error
como lo sugieren el 10% a 20% de abortos naturales. La funcionalidad de los
órganos corporales alterada por
mutaciones en los genes impide la existencia al salir de la matriz generadora. En un 50% de
los abortos espontáneos se encuentran alteraciones mutantes en el genoma.
Salta una observación que nos debemos hacer para buscar el bienestar y
la felicidad, aquí y ahora, con los que nos rodean y con los que navegamos en
la barca existencial.
¿De qué sirve el pasado millonario en años antes de nuestra
experiencia al nacer y de que servirán al igual las eternidades después de
morir? Un silencio lleno de emociones y con poca racionalidad rodea estas
preguntas.
Las cifras de mortalidad perinatal persisten altas a pesar de nuestras civilizaciones avanzadas y
de las tecnologías mejoradas en la atención de los fetos y recién nacidos
humanos porque un porcentaje de ella es debida a mecanismos de la selección natural que escoge lo que ha
de vivir y lo que debe descartarse en biología.
Hubo un
momento en la prehistoria, sin lugar a dudas, en que dejamos de ser solo
animales y empezamos a ser humanos. Desde ese instante la cultura empujó la evolución natural para cambiarle el ritmo a
nuestras vidas. Y empezamos a ser creativos e imaginativos y al mismo tiempo a
manejar mitos y leyendas para tratar de llenar los años antes y después de existir.
En el instante precultural había que reforzar todo lo conveniente para
que se cumplieran los mandamientos no
legislados evolutivos naturales.
- Nacer
- Crecer
- Reproducirse
- Morir
Al iniciar
su actuación la mente y conciencia
primitiva, que se dieron como mecanismo evolutivo y selectivo habilitaron en una forma imaginativa y
pragmática la vida prenatal y potmortem. Con el pasado nada se podía hacer porque ya era, pero el futuro desconocido
se pobló de miles de especulaciones y de
cábalas y aparecieron miles de leyendas, mitos y especulaciones que
persisten para explicar el ayer y el futuro. Tal como nosotros morimos habría
seres inmortales que vivirían en mundos
infinitos y eternos. Como la fealdad era
una característica de algunos humanos necesitábamos
seres omnipotentes, omniscientes y
llenos de belleza que vivieran en otros mundos y que fueran modelos para que
pudieran normalizarnos y dirigirnos en las vidas temporales.
Las otras especies
animales desaparecen al morir. Y aunque
los primates y los perros tienen culturas mínimas, hasta ahora no reclaman para
ellos ni paraísos ni edenes.
Nuestra
mente y conciencia primitiva humana habrían encontrado una forma de eludir la
muerte fabricando edenes y paraísos al igual que lugares de castigo eternos en
donde se haría justicia de las desigualdades e iniquidades que presenciamos a
diario en el cotidiano vivir. Las divinidades tendrían su razón de ser en la
creación humana y de allí las múltiples versiones que se dan del comienzo del
mundo incluido en ellas los tiempos necesarios para ejecutarlas.
Con postulados programados en la conciencia humana
paleolítica y cavernaria surgidos de la admiración ante lo desconocido se
mezclaron nuestros deseos de inmortalidad y eternidad para fabricar creencias incrustadas en mentes y células del arcaico sistema nervioso prehistórico para aceptar una vida después de la muerte y con ella los premios y castigos según se
ajustara lo vivido y a las costumbres de
los sitios, donde por azar, nos tocó vivir.
Las manadas
de hombres primitivos se regaron por el planeta tierra en grupos pequeños de
máximo 30 o 40 personas y vivieron de estas formas hasta hace unos 10.000 años.
En la prehistoria las creencias no estaban reglamentadas y al
parecer predominaban las diosas sobre los dioses en los primitivos credos diversificados y diferentes El animismo y sus tótems fueron los dogmas
iniciales.
El periodo
neolítico inicial que coincidió con la
iniciación de la agricultura exigió erigir asentamientos humanos numerosos.
Se fundaron aldeas y pequeñas ciudades y al hacerlo se volvió un
imperativo establecer reglas para las relaciones humanas y definir quien las
implementaría y haría cumplir.
Ur, Damasco,
Babilonia, Jerusalén serían unos de los primeros asentamientos comunitarios y
no es casual que de esos contornos hayan surgido las religiones cristianas,
islámicas y judías mayoritarias e imprescindibles en la vida del mundo occidental.
Del jefe de la tribu o manada que gobernaba
por la capacidad física que tuviera se pasó a buscar otro que fuera capaz de convencer con
argumentos de cohesión y fuerza a los otros.
Aparecieron
entonces los gobernantes y monarcas que desde un principio tuvieron el visto
bueno de los dioses y algunas veces hasta genes de ellos.
Desde el
inicio de las civilizaciones y culturas lo sobrenatural protege las actuaciones
de los gobernantes y ellas siempre expresan los deseos de los dioses pero al mismo tiempo satisfacen los deseos de
los monarcas y reyes imperantes.
La historia
humana escrita tiene menos de cinco mil años y puede empezar a comprobarse
desde los primeros mensajes de signos gráficos
cuneiformes encontrados en Ur.
La
prehistoria se vuelve ciencia y se comprueba a través de los hallazgos fósiles y
de los estudios en genomas de diferentes animales y de seres humanos. Hace unos
50000 años los cavernícolas trogloditas empezaron a adornar sus cuevas con
pinturas rupestres, las primeras obras de arte humano, y hace unos 25000 años
se extinguieron los humanoides Neandertales que dejaron unos cuantos de sus genes, en nuestros
genomas como se pudo determinar en la última década del siglo XX.
Se conoce que hay muchos prototipos humanoides
(unos 30) al lado de los Cromañones que parece ser el grupo antecesor nuestro
directo es decir de donde vienen nuestros tatarabuelos y su parentela.
El proto
Adán y la proto Eva según investigaciones fósiles y genéticas habrían nacido en
África hace unos 150000 años atrás para terminar en la última versión del Homo
Sapiens Sapiens, el sofisticado y culturizado hombre o mujer de este año 2014.
Desde hace
diez mil años las culturas y civilizaciones se han diversificado tanto que ya
contamos con 7 mil millones de humanos
vivos y 107 mil millones de muertos.
Hasta ahora miles de aldeas y ciudades se han
edificado y han desaparecido, miles de
creencias, religiones y gobiernos se han ideado cada una de ellas con sus
propios códigos, mandamientos y rituales y una gran cantidad de ellas ni se
mencionan ya, todo ello para que la
evolución natural y las culturas de la mano puedan seguir administrándonos la
hermosa pero arriesgada tarea de vivir con sentido o sea con humanismo.
Al igual que
estamos rodeados de humanos que fueron y ya no son, por todas partes yacen
restos de ciudades, asentamientos y credos que desaparecieron o se trasformaron
en otros con el raudo paso del tiempo en
nuestras mediciones históricas. Está medida del tiempo se vuelve nebulosa y
esquiva cuando hablamos de eones como lo hacemos en la prehistoria.
Mientras las
ballenas aun alimentan a sus ballenatos como lo hacían hace 20 millones de
años y los castores construyen sus
represas como lo hacían en la prehistoria los humanos podemos sacar adelante
prematuros que hace 100 años se morían y podemos evitar que sus cerebros,
mentes y conciencia sufran daños irreparables. La ciencia no tiene ni puede tener más años de los que
tienen las primeras civilizaciones y asentamientos humanos.
La ciencia
inexistente en la prehistoria sin humanismo esta hoy dando respuestas a muchos enigmas
vivenciales y es claro que a veces se
mezcle con el mito y las creencias primitivas a las cuales combate y a las que
en un momento dado les reemplaza sus postulados y paradigmas para que aparezcan
otros mitos ¡como las conciencias no
personales que se esgrimen ahora en lo que se ha dado en llamar la espiritualidad no religiosa!
Hace diez
mil y más años la fortaleza física, la
capacidad de ataque y de defensa biológicas eran los mecanismos sociales
utilizados para imponernos respeto. En protohistorias prehistóricas no había mucha
diferencia en como surgen los líderes y gobernantes entre los animales y los
hombres cavernícolas.
Hasta el momento cuando se afinaron nuestros
órganos de los sentidos y nuestra corporalidad, con objetos extracorpóreos algunos animales veían
mejor que los humanos como lo
atestiguan las águilas, antes de que aparecieran los lentes, microscopios y
telescopios, oían gamas de sonidos que los hombres no podemos escuchar como algunas aves, olían a grandes distancias los alimentos como
lo hacen las ratas, los gatos y los perros y se movilizaban con más rapidez los felinos y tiburones.
Por la
ciencia ahora superamos los movimientos de las otras especies con aviones
submarinos, misiles y carros.
Desde hace 10000 años hasta la revolución industrial entre 1700 y
1800 a.c la tenencia de la tierra y la
capacidad de acumulación de dinero
marcaban la ruta hacia la estabilidad y
el bienestar humanos.
Con el
inicio de la revolución industrial la inventiva y creatividad se volvieron
necesarias para el logro de comunidades prosperas.
En el siglo
veinte la necesidad del conocimiento científico cada vez se volvió más
importante e imprescindible y en los últimos 200 años los planteamientos
existenciales sobre el planeta que hasta ese momento tenían fundamentos de predominancia metafísica empezaron a ser
reemplazados por las leyes newtonianas
para explicar el cosmos. En el siglo XX vendrían las explicaciones de la física
cuántica para el microcosmos o mundo solo detectable a través del
microscopio, como el de las células y
microbios, y del macrocosmos que se
aprecia a través de telescopios cada vez más potentes y sofisticados que nos dejan ver mundos de millones de estrellas y galaxias
en un universo sin límites, ni tiempo medible.
La nueva visión de los entornos que rodean a los
humanos no la hemos asimilado en nuestras conciencias y casi el 100% de mortales
humanos vivimos y morimos haciendo mezclas filosófico científicas de los datos
del ayer mayor de 200 años con las pruebas científicas solidas que nos muestran por qué nacimos, como crecemos y descubren día a día los principios repetibles
de la razón de ser de las cosas y los
movimientos que rodean el ciclo vital.
Sabemos que
lo incomprensible y desconocido es mucho
mayor que lo que conocemos y que la ciencia es falible y ha mostrado a veces grandes
equivocaciones. Debemos ser humildes ante incomprensiones del porqué de nuestro mundo pero esa misma mirada
sagrada hacia lo que no podemos
responder debe hacernos pensar que no podemos explicar lo que no
entendemos con lo que no entendemos o sea con la metafísica, porque
dicho circulo vicioso prolonga la ignorancia que tenemos de la razón de ser
de las cosas. Cuando se da una respuesta no científica de los fenómenos que
ocurren, la posibilidad de
equivocarnos se potencia y hay que estar
vigilantes.
Es mejor
fabricar nuevos mitos basados en los hallazgos científicos como podría decirse
del comienzo de nuestro universo con el Big Bang que aseverar ideas arcaicas
provenientes de civilizaciones pastoriles como lo es fabricar un humano con
barro mediante la acción de alguien que tiene unos poderes que son desconocidos
entre los mortales animales racionales.
En el relato que explica el inicio del universo con el Big
Bang hay experimentos que pueden repetirse como son ciertos isotopos que se espera que aparezcan y lo
hicieron cuando se replicaron las
condiciones físicas de dicho momento.
El mito ayudado a construir con ayuda
científica tiene pedazos comprobables y
repetibles al contrario de lo que pasa con las leyendas creacionistas ancestrales en donde las mil variaciones
sobre el comienzo del universo no tienen ningún gancho que las ligue al campo
experimental y por lo general utilizan elementos locales autóctonos
en cada una de las civilizaciones
que las inventan.
En el mundo
moderno todas las leyendas explicadoras
de las dos grandes preguntas: ¿De dónde venimos y que pasa después de la
muerte? se han entretejido unas con otras para protegerse con una
espiritualidad etérea que rehúye la materialidad y las religiones para terminar
en una metafísica que por lo general solo produce beneficios económicos a sus
propulsores y predicadores.
La verdad es
que hasta el momento nadie puede contestar estas preguntas en forma
contundente. Solo la ciencia lo plantea en forma de duda porque las otras respuestas fallan al negar
que son muchas las preguntas y muy pocas los aciertos comprobados. La verdad
con visos de absoluta se vuelve dogma y bajo sus pliegues escampan la
intolerancia y la violencia cultural.
Desde la
prehistoria hasta hoy en día las miles de formas de mirar el pasado y el futuro
han obligado a los humanos a vivir bajo un credo más fuerte que todos los raciocinios.
Aunque con
frecuencia, manifestemos que estamos bajo la tutela de nuestra mente e
inteligencia nuestras creencias pasan por
encima de la lógica y el raciocinio para llevarnos a la acción y al manejo de
nuestras relaciones humanas.
Si lo racional manejara las ideas y proyectos, con más fuerza
que las creencias, no tengo dudas de que la luz buscadora de verdades seria la
ciencia y sus métodos.
Pero las cosas no ocurren así y en el mundo priman los conocimientos
incuestionables, esotéricos y míticos que manejan dogmas. Es un pecado o un
delito dudar y preguntar en los
diferentes lugares y culturas. Prima el pensamiento ilógico en lo desconocido llamado sagrado y misterioso. Los
milagros profecías y clarividencias son el material de primera mano para
preguntas no contestadas por la ciencia que es la única que admite que se
equivoca y está dispuesta a autocorregirse.
Piénsese a
través de la historia en las guerras
religiosas e ideológicas que ha habido y el aniquilamiento de comunidades
enteras por pensar en forma diferente cuando
se ponían en contacto con planteamientos distintos de otras culturas y clanes
como sucedió en las cruzadas, la santa inquisición, el problema de los cataros,
los campos de concentración nazis, la conquista de África, las esclavitudes
impuestas a nombre de superioridades raciales o culturales y el sometimiento a sangre y fuego para los nativos que poblaban el continente
americano.
El
servilismo obligatorio en que las
mujeres han sido mantenidas a través de siglos y la homofobia son otras pruebas
fehacientes de que no son la lógica y
razón quienes mantienen unidos el actuar y pensar humano.
Las
prácticas anteriores se han llevado a cabo con el aval de creencias dogmáticas
en el pasado histórico.
El estado Islámico quiere
meternos por la fuerza y el terror en el
paraíso musulmán. La ciencia y la democracia, con sus defectos, son nuestros idealismos y mitos a donde queremos algún día llegar en una
controversia permanente de pruebas y errores que permiten correcciones y
respetan la vida humana por sobre todas las cosas.
Las formas
de pensar que irrespetan la biología de las especies terminan en debacles
llámense narcotráfico, reinos de dioses, infiernos satánicos o superioridades
raciales.
Se ha podido
comprobar en forma contundente que la vida es el bien común innegable Lo que se haga humanamente, debe girar en sus
orbitas, siempre recordando que con los
datos actuales comprobados lo único que
podemos llamar vivo es lo que se muere. La muerte debe ser definitoria de lo
que reconocemos como viviente.
Hasta ahora lo inmortal no se debe incluir en el pensar y actuar humano. Los microbios
que no veo, sin tecnología y los
universos que no palpo y siento con mis sentidos son más posibles y probables que
los dioses o ángeles que los precedieron como explicatorios de la razón de ser y estar aquí vivos.
El
telescopio y el microscopio me han alargado los sentidos y me sugieren olvidar
respuestas explicatorios del ser y del vivir aceptables en épocas pasadas.
Mi tolerancia permite el que otras personas y
culturas crean las visiones metafísicas
que les convengan mientras ellas no
actúen contra lo viviente amoroso,
emotivo, bello y hermoso de la corta existencia humana anclada en la cultura y la biología contemporáneas.
La
tolerancia será la gran virtud humanista
de este siglo. Debe darse en nichos ecológicos llenos de biología y
cultura sin confundir esta última con las tradiciones o los credos que permitieron la sobrevivencia en épocas
donde no había argumentos suficientes para concatenar conocimientos y
adherirlos a valores éticos y morales sin salirse del planeta tierra.
Solo con las explicaciones de las físicas cuántica y newtoniana, la química, la
biología todas embadurnadas por la magia del amor terrenal lleno de
problemas y equivocaciones, pero suave y dulce como las artes que lo pintan
irisado de múltiples colores y formas, podremos sentirnos bien con momentos felices en esta búsqueda de
significado vivencial temporal.
No podemos admitir que nuestra impotencia explicativa se contente
con juicios morales arcaicos como se
hacían cuando estábamos en manos de dioses y demonios superiores a nosotros.
El rayo de la tempestad se explicaba por ira de santos y de dioses.
Hoy se entiende como causado por fenómenos eléctricos. El sol ayer era adorado
como dios y hoy es la fuente de energía para los seres vivos.Las pestes no son
castigos por pecados contra los mandamientos imperantes si no manifestaciones
de la vida microbiana en los humanos. Un sinnúmero de explicaciones científicas
cambian.
Hoy la ciencia
reconoce que no todo tiene causa como lo sugieren los procesos
evolutivos naturales que ocurren en eones de tiempo pero pueden demostrarse y probarse.
Puede
comprobarse que las civilizaciones y grupos humanos han buscado en etapas
iniciales causalidades metafísicas míticas para sus razones de ser y de vivir
pero han ido cambiando estas causas por fenómenos físicos, químicos y biológicos corroborando
hipótesis con investigaciones
científicas y tecnológicas.
Cada momento de cambio va acompañado de una resistencia personal y
grupal a abandonar mitos, leyendas,
supersticiones que en formas simplistas dan explicaciones que quieren evitar
preguntas cuyas respuestas, hoy en día,
se ignoran y exigen trabajos grandes
para resolverlas con el peligro de que se necesiten tiempos más largos que la duración de una vida entera para contestarlas.