. Había nacido con
mucha anticipación el conocimiento humano, de lo que debería haberlo hecho,
era endeble y su respiración a veces
daba la impresión de que iba a fallar. Casi siempre su madre Gea vivía de rodillas en medio de
unos interrogantes mucho más grandes que
las capacidades de actuar y pensar que tenía su sietemesino pensador.
Quiso proporcionarle por esta razón tres madrinas para que lo defendieran desde los siglos de los siglos. ¿De quién? De
los ritos, de los mitos y leyendas.
Escogió a las tres
hermanas Teología, Filosofía y Ciencia.
Desde la prehistoria las dos primeras tomaron a pecho su cometido y fueron
capaces de elaborar sus agendas. La Teología produjo más de seis mil tipos de religiones y
paraísos o infiernos, al agrado de cada
una de las civilizaciones donde se asentaron. El paraíso islamita lleno de huríes hasta los estadios
celestiales perdidos, descritos por
Milton y Dante a la vera de la teología judío cristiana. Cada tipo de
civilización fueran hindúes, siameses, budistas, rusos o chinos describían sus
oníricos deseos edénicos según sus patrones de conducta y costumbres. Los
infiernos eran la versión contrapuesta de los paraísos.
La madrina Ciencia parecía de las tres nombradas la menos capaz de accionar y reaccionar y siempre se supeditaba a las palabras de las
otras dos que muchas veces actuaban de común acuerdo para formar marcos Teo
filosóficos con murallas impenetrables a cualquier sugerencia que oliera a
inédita y estuviera basada en evidencias.
Era obvio que la especie humana a diferencia de los otros
seres vivos, necesitaba a permanencia, la creatividad, el pensar, elucubrar y
vivir al mismo tiempo en el pasado, el presente y el futuro. Pero hasta 1500
(después de Cristo) todas las opiniones y teorías de las cosmovisiones eran
manejadas según las conveniencias de lo
que se conocía y daba por sentado. La Ciencia permaneció callada con la
humildad de la sabiduría mientras sus argumentos no adquirieron la fuerza
irrebatible de la experimentación y de las exploraciones de su naturaleza.
La sacralidad o afán de explorar lo desconocido y sus
interrogantes se ensanchó cuando el microscopio y telescopio permitieron
sumarle concreciones a hechos que antes aun en los libros sagrados solo se
podía explorar con los sentidos. Lo demás lo añadían los deseos ocultos de los
humanos, por lo general los de sus clases dirigentes y la imaginación que, ante
la falta de evidencias, siempre terminaba en mundos metafísicos y esotéricos
permitiendo que la astrología, la magia, las leyendas y mitos se volvieran
dueños de los humanos para tratar de explicar lo que no tenía evidencias ni
constataciones.
La Ciencia con grandes
sacrificios se fue adueñando del conocimiento humano y en el siglo XXI nada se
concibe sin su visto bueno aunque siguen arrogantes las otras madrinas,
importantes ellas, pero hoy dependientes de las opiniones y conceptos
científicos.
Por ello ya no se
habla de creación divina en espacios de tiempo si no de Diseño Inteligente ante
las abrumadoras evidencias de la evolución natural en millones de años. Hasta
1859 se daba por sentado eran menos de
6000 años los que nos separaban del acto creativo. Hoy se conocen los eones que
se han necesitado para consolidar la vida. La geología, los fósiles, la
genética y la química y física humanas, la astronomía dan evidencias de
verdades relativas que reemplazan con
fuerza a las verdades absolutas antes entronizadas por dogmas y que ocasionaron
suplicios y muertes para muchos hombres y mujeres antes de la explicación
científica de las cosmovisiones.
La madrina Ciencia es hoy por hoy la más poderosa
colaboradora del conocimiento humano pero debe tener la humildad para no
sentirse omnipotente ante lo sagrado, que
es lo incognito y desconocido hasta ahora inexplicable. Filosofía y
Teología deben seguir actuantes pero
deben consultar a Ciencia siempre que vayan a exponer sus tesis para no
caer en la mentira o en la inoperancia o en lo mercantil que se siente y huele
a distancia.
Hoy manda la parada Ciencia. Acaba de salir de incubadoras
que le mantuvieron el calor necesario para que este vibrante y viva. Es posible
que mañana vuelva a mandar Teología o Filosofía porque hay evidencias de que
estas madrinas se perpetúan pero mientras eso sucede respetemos a Galileo,
Newton y Copérnico mientras un Hans Kung y un Francisco papa tratan de conciliar la idea de porque estamos aquí y para que morimos!
Quizás el arte y la poesía sean los únicos capaces de
mantener unidas, cuerdas y razonables, a esas tres madrinas, quizás el destino
del hombre sujeto solo a las ciencia y al lenguaje matemático sean áridas por
falta de metáforas, pero lo que si conozco hoy y por siempre es que la vida es
bella en medio de sinsabores y preguntas gracias al amor, los valores humanos y
la tolerancia entre los distintos mitos ritos y leyendas que nos acercan al
otro a quien hoy pretendo comunicarle mis inquietudes para mi sagradas