humberto rey v

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miércoles, 11 de marzo de 2015

CIENCIA Y FE EN AÑO 2015

Ciencia viene de sciere que significa saber. Filósofo es el amigo de la sabiduría y en su forma inicial Tales de Mileto, Anaxágoras, Anaximandro fueron filósofos jónicos y se les considera como los pioneros científicos del mundo griego.
 La ciencia y la filosofía se definieron como el saber y el afán de conocimiento mezclándose con la teología y las matemáticas hasta que en el siglo XVI Francis Bacon propulsó la experimentación e investigación científica. Copérnico, Kepler, Galileo en el siglo XVII  obligarían la diferenciación entre astrología y astronomía que estaban unidas por mitos y leyendas  desde los inicios tempranos del acontecer humano.
La ciencia puede compaginarse con la religión y creencias en cuanto que trabajan buscando verdades pero no puede someterse a planteamientos dogmáticos porque perdería su razón de ser que es la crítica y el sometimiento a cuestionamientos hasta encontrar verdades relativas. En general la ciencia no defiende verdades absolutas por eso yerra y se corrige. La fe si postula verdades absolutas que no deben discutirse.
Al admitir que la tierra giraba alrededor del sol se permitía la existencia de un universo planetario con estrellas, astros  y espacios infinitos.
Disciplinas que hoy se denominan mágicas y esotéricas como la alquimia y la astrología estuvieron fusionadas con la química y la astronomía hasta que llegó un momento en que las evidencias obligaban a separarlas. La astrología era lo que se deseaba fueran los astros y la astronomía comprobaba y probaba las ideas preconcebidas en ellos
La alquimia en su búsqueda de convertir todo en oro daría entrada a la química con Lavoisier (1743) como su pionero hace más de doscientos cincuenta años y la física con Newton, su descubrimiento de la gravedad y su cálculo infinitesimal reforzarían el conocimiento moderno de la naturaleza y sus leyes.
La biología, la medicina, la psicología, la sociología y las ciencias humanas, asi como la poesía, la literatura  solo en el siglo XIX empezaron a separarse de las religiones y de la Teología. El creacionismo fue universal en su aceptación, con excepciones hasta 1800, los tribunales religiosos juzgaban hasta bien entrado el siglo XX y el arte tenía como inspiración situaciones y actos  religiosos como lo demuestran los poemas y pinturas de la edad media.
Darwin, Lamarck, Wallace ayudarían, aun sin querer, a separar cultura y ciencia de la fe y lo metafísico.     
Leeuwenhoek, un óptico artesanal, en el siglo XVII daría entrada a lo microscópico en los conocimientos al fabricar un juego de lentes que podía aumentar los objetos en 250 veces su tamaño.
Quedarían establecidos de esa manera el Macrocosmos con los astros, estrellas y planetas que venía siendo estudiado a simple vista desde la prehistoria y después de 1608 seria analizado por los telescopios cada vez más potentes y llenos de detalles. La gravedad  sería una fuerza presente en  los estudios astronómicos.   El Cosmos, en donde ocurre la cotidianidad es  administrado y observado con los cinco sentidos de  las especies animales. En el planeta tierra carente de aparatos que aumenten las sensaciones, prima la física Newtoniana. Sus leyes  se creían inmutables hasta la aparición de la física cuántica en la primera mitad del siglo XX con la  indeterminación y el azar.
 Antes del año 1900  se trazaron y definieron valores humanos y éticos con imaginarios colectivos que hoy por hoy son arcaicos. El microcosmos donde vive la vida en sus proteiformes manifestaciones solo se consolidaría, aunque en forma parcial, en el siglo XX y en el predomina la visión física cuántica que fue descrita y postulada por Mark Planck, Schrodinger, Weisemberg, Richard Feymman hacia 1930 aunque siguen los tres principios de los postulados Newtonianos.
 Con la física cuántica y las teorías de la relatividad especial y general postulada por Einstein se pueden explicar las fuerzas nucleares fuerte y débil, las fuerzas electromagnéticas, y la fuerza gravitatoria que son las energías que mueven todo en el universo.
La filosofía moderna  habla un idioma que se ocupa del macrocosmos en forma incompleta y del cosmos. Al definir microcosmos ¡se quedó en el átomo de Demócrito! Las diferentes creencias religiosas en sus definiciones y enseñanzas no le dan importancia a lo microscópico y sin embargo allí es donde se encuentran las respuestas sobre la vida y sus comienzos. En ese micromundo la ley de la causalidad no aplica y todo ocurre según acontecimientos que hasta ahora la ciencia comienza a entender y a publicar.
El tiempo cósmico solo lo vino a definir la aparición de la vida humana  y antes de ella no existía el pasado y mucho menos el futuro. La ley de la relatividad hace que espacio y tiempo se vuelvan dependientes en sus valores el uno del otro.
El mundo hasta el 2003 tenía un terabyte de conocimientos para repartir entre todas las ideas y creencias. Hoy cada semana se agrega un terabyte extra a esa información  que constituyo el saber del planeta tierra por millones de años. Mucho de lo que se agrega ahora, es ciencia consolidada que a veces se trata de pasar por alto por ignorancia o  conveniencia.
¿Por qué las creencias religiosas  no hablan de lo microscópico si el que las propuso fue Dios, el omnisciente? Mi respuesta es clara porque el microscopio solo fue descubierto hace 300 años y las religiones ligan socialmente a los humanos hace por lo menos 10.000 años. En lo microscópico se encuentra la fuente de la vida,   importante para explicarnos conocimientos y valores de trascendencia que buscamos  en el aquí y el ahora.
 En épocas pasadas los momentos felices se buscaban en edenes, paraísos y futuros. Se llegó a vivir más en el futuro que en el presente como lo atestiguan la vida monacal y el entregar la vida por razones metafísicas; tal como ahora lo hacen y proponen algunos credos fundamentalistas que fomentan el auto suicidio, como medio para llegar al paraíso.
La idea de la existencia de una divinidad creadora, si bien respetable no tiene contundencia de argumentos en su forma de expresión . Se debe respetar lo que cada cual, y todas las personas piensen a cerca de ella pero el problema reside en querer ligar este pensamiento con los valores morales, éticos y actuantes de las sociedades. Hay un código universal de valores más o menos aceptado por todas las religiones como podrían ser el de no matar o el de no robar a los que conviven con nosotros. Esos mandamientos los compartimos todos, creyentes o no, pero sí de ahí se pasa a solicitar castigos para los que no se vistan como nosotros o que vean la sexualidad de una manera diferente entonces las religiones estarán atacando derechos humanos que también son constructos abstractos para el bien común como son la libertad de expresión y la expresión de nuestra personalidad ¡en una forma peculiar que no le infringe daños a nadie!
La búsqueda de respuestas a preguntas fundamentales sobre el origen de la vida y la muerte deben respetarse como una tendencia humanística que nos ayuda a estabilizarnos, en grupos e individualmente. Sirve como acicate de investigación para lo oculto y desconocido, que es lo que se llama  sagrado en el lenguaje religioso.
Lo que nadie debe aceptar es respuestas fáciles a preguntas difíciles porque al hacerlo nos quitamos la sed de conocimientos. Un claro ejemplo de ello es la facilidad con que hoy en día charlatanes y magos curanderos hablan de la filosofía cuántica y de la metafísica cuántica extrapolando conocimientos aun no esclarecidos del todo de la mecánica cuántica a terrenos míticos como los de las energías flotantes y no corporales. Hasta ahora que se sepa solo existen cuatro tipos de energía descritas por la ciencia y son 1) el electromagnetismo,2) la fuerza nuclear fuerte, 3) la fuerza nuclear débil y 4) la fuerza de gravedad descrita desde hace mucho tiempo por Newton.
El hombre del siglo XVI vivía en un mundo lleno de explicaciones no científicas y con escasas tecnologías. Su promedio de vida era de 40 a 50 años. Para el solo existían lo que sus sentidos le decían y el sentido existencial mítico de la comunidad donde vivía, con  escasa información enviada desde  otras latitudes. El humano del siglo XXI en más de un 80% de lo que hace utiliza tecnologías aplicadas de la ciencia como lo atestiguan celulares, carros, vestidos y alimentos procesados o el internet que usa sin embargo, en forma paradójica utiliza explicaciones milenarias para responder preguntas claves en su compromiso vital porque se asusta con  la no causalidad que sugiere  la mecánica cuántica y se niega a admitir la  ciencia que  revalúa la trascendentalidad como lo hace la teoría científica de la evolución natural y su selección natural. El Big Bang podría ser considerado como un mito pero se ha comprobado con experimentos que pueden repetirse.
Si aceptamos el creacionismo como verdad ¿quién tiene la razón? El Quaram, la Biblia, los libros Upanishad o el universo infinito del Budismo?
En 1700 palabras muy comunes eran dioses, paraísos, infiernos, pecados. La tierra según cálculos basados en la biblia y propuestos por el obispo de Usher tenía 4004 días de existencia y había sido creada el 22 de octubre. Las mayorías aceptaban estas especulaciones y quienes no lo hacían podían ser sometidos a juicios en los que a veces se jugaba la vida.
El siglo XXI está lleno de información pero esta abundancia hace que entre los pliegues de mensajes novedosos se cuelen leyendas y miradas esotéricas de la actual realidad que de por sí ya es bastante científica aunque con lagunas informativas que con seguridad persistirán por largos periodos.
Hoy se conoce miles de veces más sobre el origen de la vida y la muerte de las diferentes especies que hoy respiran, crecen, se reproducen y mueren.
Las diferentes culturas fabrican constructos imaginarios que conforman la telaraña de ideas y fantasías en las que nos movemos en la cotidiana vida humana y esos constructos fabricados en largos periodos a veces priman sobre nuestras neuronas asociadoras y pensadoras.
Estudios científicos sugieren que desde los tres años de edad ya tenemos fijados en nuestra psiquis prejuicios de lo que se llama sentido común que dificultan la resolución de investigaciones.
La educación en la familia y en las aulas debe centrarse en el pensamiento crítico y en la duda y escepticismo si queremos que los niños sean capaces de buscar el mundo de la ciencia. Casi todas las religiones conocidas desestimulan el espíritu escéptico  al dar respuestas únicas sin ninguna prueba concluyente.
Noventa y nueve por ciento de las especies que han vivido se han extinguido y el ser humano no es una excepción a esta regla. Hasta ahora según cálculos somos 7000 mil millones de hombres vivos pero ya han fallecido 108 millones que están muertos y algún día, ojala lejano, nuestra especie se extinguirá como las  otras. Mi postulado es trabajar por los humanos aquí y ahora y una de las formas de hacerlo es quitar de la visión cósmica sitios edénicos no existentes.
En 1915 treinta y dos por ciento de la humanidad cree como cristianos, 22% como musulmanes, 13% como hinduistas, 6% son Confucionistas o Taoístas, 4%  creen en cultos tribales, 6% son Budistas, 2% practican religiones de la Nueva Era y 0,2 % son judíos creyentes. Más del 80% de la población mundial se categorizan como religados a un culto y a un conjunto de valores.
Aunque un buen porcentaje de los valores humanos es compartido por todas las religiones ellas tienen  contradicciones e incompatibilidades, las unas con las otras, como para pensar ¿porque un Dios omnisciente no dio los mismos idénticos valores para todas lo cual hubiera evitado millares de guerras y conflictos y hubiera promovido el saber universal?
Como aparecen las civilizaciones hoy en día uno pudiera pensar, con la cuchilla de Ockam en la mano que fueron los hombres los que inventaron las divinidades. Este postulado lo refuerza cada vez más la ciencia que se equivoca todos los días pero lo reconoce y corrige al contrario de lo que hacen los cultos y creencias.
El problema de confrontación entre ciencia y religión existe solo en las democracias. En estados antidemocráticos se resuelve el embrollo con la espada de Damocles que se descarga si no se aplica sin replicar el dogma que le conviene al poder dominante ligado con la religión que lo legitima.
En las democracias la confrontación es más sutil y se hace por coerciones educativas, deliberativas y de información, que a pesar de todo son muy fuertes, en el contexto cultural y retrasan la toma científica pacifica de la visión cósmica de los hombres.
Daniel Kanheman, premio nobel de economía, en  su libro: Pensar rápido, pensar despacio propone que tenemos dos tipos de ideas. Una intuitiva,  errática,  rápida y que es la que primero usamos y otra racional, lenta, analítica pero más segura. Pareciera que la intuitiva es más automática y tendemos a usarla casi en todo porque no requiere un trabajo intelectual lento y tedioso. Nuestra tendencia natural ante las grandes preguntas existenciales es usar lo intuitivo y fácil para no colocar en posición incómoda y tediosa nuestro debate sin lugar a dudas más importante. Solo los científicos no ponen ese freno al pensamiento y por eso la duda y el escepticismo se ve con mucha mayor frecuencia en ellos.