Los seres humanos
somos la especie viviente con mayor capacidad de creatividad y esta se
debe al choque dialectico permanente entre nuestro afán de individualismo y
nuestra necesidad de agruparnos y ser sociales para poder sobrevivir.
Ambos componentes que se entrecruzan y dialogan son
indispensables para una adultez eficaz, productiva eficiente que nos dé
momentos de satisfacción y felicidad.
El individualismo se deriva en gran parte de nuestra
animalidad y busca mantenernos bien ocupándose de procurarnos placeres que
compartimos con las otras especies en cuanto a supervivencia placentera, procreación
sin traumas y placidez hasta donde podamos. Está en un gran porcentaje ligado a la biología
aunque en las personas es muy difícil trazar límites entre lo vital biológico y
lo vivo gracias a la aparición de las diferentes culturas humanas.
Pero hace tres millones de años nuestros antepasados tenían cerebros
que pesaban 400 gramos como se comprobó en Lucy uno de los pre homínidos más
estudiados entre los que precedieron al Homo Sapiens.
Hace unos sesenta mil años nos muestra la prehistoria que apareció
un hombre que raciocinaba y usaba símbolos y tenía un protolenguaje. Desde esos primeros momentos
culturales se necesitó la comunicación social y los individuos se agruparon en
manadas, clanes, tribus y grupos.
Hace diez mil años con la domesticación de animales y la construcción
de aldeas empezaron a aparecer
diferentes culturas, idiomas y el pensamiento intuitivo, imperante sin
restricciones aprendió a someterse de vez en cuando al pensamiento racional que
regulaba las conductas entre los individuos. Entre los dos tipos de pensar los lazos fuertes de unión eran establecidos
por mitos y por ritos.
De ese confrontar permanente lo individual con lo colectivo
es que poco a poco se han decantado las ciencias actuales mezcladas con las sabidurías
míticas milenarias.
La solución salomónica que nos de paz y prosperidad siempre estará
en la mitad de esos dos caminos. Si somos demasiado individualistas y perdemos
el altruismo de las visiones grupales solo podremos vivir en una lucha
permanente los unos con los otros como lo hacen la mayoría de los animales. Si
somos demasiado grupales y nos olvidamos de las individualidades estaremos
llevando a las comunidades a paraísos falsos como no lo han demostrado tantos ¨Ismos¨
Por eso y hasta que no se demuestre científicamente otra cosa
la respuesta para una convivencia feliz siempre estará en la democracia
verdadera con sentido social a la cual y
gracias a los medios de comunicación cada día la humanidad está más cerca de
lograrla.
¡Esa quimera se lograra el dia en que humanidades y ciencia
naturales hablen el mismo idioma y persigan los mismos objetivos!
Humberto Rey Vargas
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