Mitos y verdades
Hace cincuenta mil
años o un poco más el primer humano pensante miró hacia el azul celeste,
moteado de nubes, y se le ocurrió que en esas inmensidades llenas de belleza y
temores, como lo atestiguaban los rayos cuando caían sobre la tierra, vivían
seres que manejaban las vidas nuestras
llenas de accidentes y circunstancias felices o adversas. Trató de darles
cualidades y defectos a los habitantes de los cielos como los que tenemos los humanos y de allí
brotaron los mitos creacionistas con bellas alegorías como los del nacimiento
de Gilgamesh el héroe mesopotámico que tan solo tiene dos mil quinientos años o
el relato bíblico del árbol del bien y del mal y Adán y Eva.
En esas prehistóricas épocas aparecieron los animales
totémicos y se empezó a entretejer lo mítico y esotérico que sostiene en una u
otra forma a todas las culturas.
Podría decirse que lo mítico empezó cuando empezamos a ser
humanos y que el chismorreo después de que se inició el lenguaje consolidó esos mitos y creencias y en esos momentos la
especie humano se caracterizó y separó
en forma clara de su pasado con solo sabor biológico como aún podemos
verlo en todos los grandes mamíferos terrestres o marinos.
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