humberto rey v

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martes, 17 de julio de 2012

Los viajes y las vidas.


Cuando estaba pequeño los viajes me llevaban siempre al país de las fantasías.
 De allí  en forma sigilosa regresaba al mundo real.
Existían  ciudades amuralladas en donde princesas gráciles y caballeros soñadores compartían un mundo aun lleno de sortilegios.
 Las fuerzas del bien y del mal luchaban y siempre triunfaba la virtud, la belleza y expulsaban a demonios y tartufos en medio de la alegría general.
En el ultimo viaje que duró una semana, (julio 5-13) Cartagena me embrujó con sus frailes escondidos entre las puertas misteriosas de las iglesias y conventos y los demonios y sátiros que le cantaban al aquelarre vivencial mientras el azul verde del mar se mezclaba con  respiraciones y sangre para volver esos colores marinos de esperanza, marrones y negros, cuando los días perdían su juventud para entrar en la caverna de la noche.

Cartagena  entre el día y la noche

Ya son mas de 70 los años que se cumplen dentro de pocos días y ellos han mermado mis fuerzas y atemperado mis sueños. Ahora cuando paseo por la orilla caribe cargada de cocos y de espumas me pregunto ¿Que dirá el mar sin mí cuando  no retorne?
 El sonar de la marejada a cada minuto me despierta y me dice que hay que estar vivo hasta el último instante, que hay que sentir los roces y las pieles para que no se enferme  el alma sin el humanismo vivificante.


Manzanillo

En la playa llena de cuerpos humanos nuestra cultura, se llena de diferentes tecnologías entre las que sobresalen las de los teléfonos celulares. Nos recuerdan que las maquinas poco a poco nos absorben más y más para volvernos los cyborgs que seremos en un futuro.
Los hijos y los nietos parecen querer volver al vaivén de las olas pero la soledad es una tenaza que a veces se viste de mujer pareja que  quiere complacer, pero cuyo modo de ver la vida difiere del nuestro, y otras veces se encuentra en los ojos que no nos miran y se alejan  de una mujer extraña pero bella y fugaz.
En la juventud  creíamos en el núcleo de la familia, hoy sabemos que la vida la actúa cada cual a su manera, a veces como quiere y otras veces como puede. En el fondo del pensamiento humano ¡siempre estamos en medio de la humedad que producen las lágrimas que a veces lloran o ríen y que vienen del mar con sus eternos rugidos e interrogantes! Y su sabor a sal.
En Cartagena un amigo fiel derrocha en la boda filial su poder y dinero y uno siente que Don Dinero sirve para expresarnos, aunque le den epítetos como el de estiércol del demonio.
Un hermano menor Rafael, de los mas jóvenes, repite a diario sus inquietudes empresariales adornando cuerpos con metales que tratan de engañar al oro mientras los cuerpos ríen al ver los contrastes que se ven entre las arrugas presagio de la vejez y las baratijas fútiles que las rodean y a veces cubren.


La Popa
Cuando le queda tiempo el y su esposa nos enternecen  con una fraternidad que brota de escenarios lejanos en donde se juntan el espectro paterno protector con la poderosa humildad materna y la gentileza santandereana.
La Heroica es la vida y por eso en ella hay que beber de los mil sabores vitales tratando de llegar a las entrañas del lejano mar símbolo del eterno retorno que describió Nietzsche.
Y después de la vida costera nos trasladamos a Bucaramanga, en donde mi madre de 97 mayos languidece en el nido amoroso que le fabricaron dos hijas generosas y un cuñado filósofo que todavía cree que es mas importante darse la mano que recibir un dólar!


 2 madres!
Allá estaba mi madre, rezando como siempre, ahora en forma un poco esotérica porque ya las palabras se confunden con los fantasmas danzantes después de respirar  tantas veces y de volverse millonaria en  latidos cardiacos, para prolongar las bellezas y desilusiones del duro oficio de vivir como lo llamaba Cesare Pavese.
Hasta en su lento ocaso le brota dignidad y seriedad a esta mujer que además de tener 16 embarazos fue capaz de seguir dando afecto y amor. A pesar del dolor en los huesos y articulaciones, a esta mujercita insignificante que para mi es muy valiosa no le duele el espíritu, no se queja de la vida y me hace estremecer cuando veo, que sea como sea, logró mantener unas líneas de conducta y relaciones publicas que ya quisiera yo imitar, aunque no puedo, porque la ciencia y el conocimiento me impiden la fe del carbonero sin interrogantes ni respuestas.
Ella solo ve lo bueno de todos. Para ella todos los hijos son valiosos así estemos llenos de errores, prejuicios y  vicios.
Pero  el candil casi no tiene cera y su lucecita es cada vez más tenue, aunque quisiéramos llenarla de inmortalidades lo que brilla y fulgura cada vez titila mas para desaparecer.
Como diría Barba Jacob: Era una llama al viento y el viento la apagó.
Así es lo vital. Pasa de la alegría a la desesperanza y del goce al sufrir, de nacer a morir mientras lo irisamos con la policromía de las emociones, ideas, creatividades y algunas lágrimas que a veces se escurren sin que nos demos cuenta.
Estoy tranquilo porque mi madre cree y reza por sus 13 hijos por sus cuarenta nietos, por sus bisnietos y  tataranietos aunque al final le duela un poco la existencia como nos duele a todos.
Si el narcotráfico nos daña un poco la Colombia que queremos y las Farc pagan la orquesta de la fiesta para ellos, estos viajes nacionales llenos de vida y muerte nos reconfortan  con el sentir y ser humanos.