humberto rey v

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jueves, 11 de junio de 2015

Medicina de ayer ,de hoy y de mañana

La medicina desde siempre ha estado ligada a los conocimientos prioritarios de los seres humanos.
Es muy probable que las primeras preguntas del homínido que empezó a pensar las resolvieran los múltiples mitos y leyendas sobre la creación como lo hicieron los relatos de Gilgamesh, los  de Adán y Eva y las miles de crónicas que cada comunidad naciente se hacían a cerca de dónde venimos y para dónde vamos.
 Aceptadas las respuestas simples pero esclarecedoras el segundo interés de conocimiento debió centrarse en el afán de supervivencia, reproducción y  en la protección y manejo de enfermedades y de la muerte. En ese instante tuvieron que postularse los primeros principios sobre la salud y allí se delinearon  postulados que podemos reconocer como de medicina. Estaba todo conectado con los dioses que proporcionaban y ejecutaban lo que los humanos no podíamos hacer. En la cúpula celeste o en las entrañas de Gea estaban las respuestas de nuestros enigmas.
Tendrían que pasar muchos siglos de prehistoria para encontrarnos con los saberes médicos incipientes de Babilonia y Egipto.
Desde esos remotos tiempos hasta el siglo 17 la medicina estuvo confinada a un ejercicio que juntaba en gran medida aspectos mágicos, metafísicos y entre ellos revueltos algunos descubrimientos de drogas encontradas en la naturaleza como la quina y los digitalicos y procedimientos quirúrgicos elementales que se hacían sin anestesia, con sangrados masivos y sin tener idea de porque se infectaban las heridas operatorias.
La ciencia vendría a darle la mano al arte de curar desde el descubrimiento de los microbios en el siglo XVII, aparecerían con Janner las vacunas y ya en el siglo XVIII estaba establecida una Medicina Preventiva y Social, y una cirugía posibles aunque con altas mortalidades y dolores.
La medicina hacia 1800 estaba llena de compasión y consideraciones al paciente pero carecía de tecnologías expeditas para que fuera exitosa. El medico era un compañero ideal para el paciente a quien consolaba y acompañaba hasta su muerte.
Con la mecánica de Newton como principio científico el arte y ciencia Hipocrática se tecnificaron en los siglos XIX y XX mirando al ser humano como una máquina que necesitaba ser reparada en cada uno de sus elementos u órganos. Cada ser tenia bazo, hígado, cerebro, extremidades, corazón, y pulmones y en nuestras clases de la facultad de medicina nos enseñaron a curarlos con bastante éxito como puede apreciarse con las notable bajas en mortalidad y morbilidad que se han logrado en el siglo XX.
Pero solo ahora con la genética y su genoma, con la epigenetica,  con la física cuántica y sus incertidumbres, con la química organica integrada a la regulación del organismo y a los mecanismos celulares, se empieza a ver claro que hay que enseñarle a los médicos biología y evolución y funcionamiento de sistemas complejos, como la vida lo es, para que puedan adscribir la salud y la enfermedad a miradas holísticas en donde la suma de las partes del cuerpo humano, incluida su mente y conciencia, no se equiparen al todo, que es más que ellas porque es un sistema complejo que se inscribe en lo viviente que aun no ha podido definirse en una forma perfecta.
El siglo 21 verá  esa integración entre múltiples ciencias nuevas  y los valores humanos indispensables para que nazca un nuevo currículo médico que satisfaga a la tecnología, a la ciencia y al nuevo humanismo en donde caben todas las civilizaciones receptivas.


martes, 2 de junio de 2015

Individualidad, comunidad y creatividad

Los seres humanos  somos la especie viviente con mayor capacidad de creatividad y esta se debe al choque dialectico permanente entre nuestro afán de individualismo y nuestra necesidad de agruparnos y ser sociales para poder sobrevivir.
Ambos componentes que se entrecruzan y dialogan son indispensables para una adultez eficaz, productiva eficiente que nos dé momentos de satisfacción y felicidad.
El individualismo se deriva en gran parte de nuestra animalidad y busca mantenernos bien ocupándose de procurarnos placeres que compartimos con las otras especies en cuanto a supervivencia placentera, procreación sin traumas y placidez hasta donde podamos. Está  en un gran porcentaje ligado a la biología aunque en las personas es muy difícil trazar límites entre lo vital biológico y lo vivo gracias a la aparición de las diferentes culturas humanas.
Pero hace tres millones de años nuestros antepasados tenían cerebros que pesaban 400 gramos como se comprobó en Lucy uno de los pre homínidos más estudiados entre los que precedieron al Homo Sapiens.
Hace unos sesenta mil años nos muestra la prehistoria que apareció un hombre que raciocinaba y usaba símbolos y tenía un  protolenguaje. Desde esos primeros momentos culturales se necesitó la comunicación social y los individuos se agruparon en manadas, clanes, tribus y grupos.
Hace diez mil años con la domesticación de animales y la construcción  de aldeas empezaron a aparecer diferentes culturas, idiomas y el pensamiento intuitivo, imperante sin restricciones aprendió a someterse de vez en cuando al pensamiento racional que regulaba las conductas entre los individuos. Entre los dos tipos de pensar  los lazos fuertes de unión eran establecidos por  mitos y por ritos.
De ese confrontar permanente lo individual con lo colectivo es que poco a poco se han decantado las ciencias actuales mezcladas con las sabidurías míticas milenarias.
La solución salomónica que nos de paz y prosperidad siempre estará en la mitad de esos dos caminos. Si somos demasiado individualistas y perdemos el altruismo de las visiones grupales solo podremos vivir en una lucha permanente los unos con los otros como lo hacen la mayoría de los animales. Si somos demasiado grupales y nos olvidamos de las individualidades estaremos llevando a las comunidades a paraísos falsos como no lo han demostrado tantos ¨Ismos¨
Por eso y hasta que no se demuestre científicamente otra cosa la respuesta para una convivencia feliz siempre estará en la democracia verdadera con sentido social  a la cual y gracias a los medios de comunicación cada día la humanidad está más cerca de lograrla.
¡Esa quimera se lograra el dia en que humanidades y ciencia naturales hablen el mismo idioma y persigan los mismos objetivos!

Humberto Rey Vargas