humberto rey v

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sábado, 29 de noviembre de 2014

Paradigmas y vivencias

¿Cuál sería el motor de   los pensamientos y acciones del primer hombre que tuvo raciocinios elementales y cuales las diferencias en ideas y acciones entre ese cavernícola  con  30000 o más  años de haber vivido, si lo comparáramos  con el actuar y pensar humano  del siglo XXI y el  año  2014?
Es posible y probable  que su comunicación fuera gestual con  poco lenguaje al igual que lo podemos observar en algunos primates cercanos a nuestra especie como los bonobos  y chimpancés y  en contemporáneos  nuestros  del viaje  existencial que sufren  retardo mental con dificultades para la expresión oral. Sus afanes y preocupaciones en los momentos en que ocurrieron las mutaciones que trasformaron   el animal en homínido  eran  similares a las que observamos en las especies mamíferas actuales. Fluctuarían entre sobrevivir, hasta los 30 años si eran afortunados, crecer, reproducirse y morir.

. Esos protohombres  cambiarían bajo la normatividad  evolutiva natural  de la vida y de su selección natural. En ese momento las singularidades  no pesarían  en forma notoria  como lo atestiguan   los microbios actuales y la infinidad de especies  eucariotas  como  los  insectos, crustáceos, marsupiales, cetáceos etc.
 En lo vivo incluyendo plantas y animales las singularidades se observan más  cuando suben los grados de complejidad existencial. Ellas  existen si las medimos y comparamos  como lo hacemos los   seres humanos. Las unicidades  que  hacen a los mamíferos, los primates y las  personas  podrían explicarse en un futuro no lejano  con bases científicas cuánticas.
Es probable que la metamorfosis entre la  especie homínida y el homo sapiens haya tomado miles de años desde  el  momento en que todo era biología. La cultura nos diferenció para roturarnos como  humanos después de una mutación afortunada y única.
 Bajamos de los árboles, dejamos de columpiarnos entre ramas y empezamos a caminar erguidos, a vestirnos y a utilizar símbolos primero orales y luego escritos para comunicarnos.  Se materializó la mente y la conciencia y  el sistema nervioso empezó a ser el agente ejecutor o gerente y garante de nuestro humanismo.
¿Qué acontecimiento produjo el  cambio? La especulación científica  dice que se explicaría  por la evolución natural. El azar a largo plazo modeló los procesos a través de mutaciones genéticas, muchas de las cuales no sirvieron, pero algunas terminaron agrandando el cerebro  y a través  de sinapsis neuronales que ocurren por millones, terminaron humanizando ese protohombre animal  prehistórico  para que  produjera ideas y tuviera creatividad.  Hace unos 40000 años  nacieron el arte y las actividades que diferencian el ingenio humano. Lo prueban las pinturas halladas  en cuevas prehistóricas.
¿Quinientos mil, cuatrocientos mil, cien mil años se necesitaron para humanizarnos?.  Nadie lo puede precisar hasta  ahora.  Sabemos que   lo bio-humano   fue evolucionando  en forma paulatina, aunque en ocasiones las mutaciones se aceleraron. Muchos de los cambios genéticos hereditarios  ocurrieron por el método de prueba y error como lo sugieren el 10% a 20% de abortos naturales. La funcionalidad de los órganos corporales  alterada por mutaciones en los genes impide  la  existencia  al salir de la matriz generadora. En un 50% de los abortos espontáneos se encuentran alteraciones mutantes en el genoma.
 Salta una observación que  nos debemos hacer para buscar el bienestar y la felicidad, aquí y ahora, con los que nos rodean y con los que navegamos en la barca existencial.
 ¿De qué sirve el  pasado millonario en años antes de nuestra experiencia al nacer y de que servirán al igual las eternidades después de morir? Un silencio lleno de emociones y con poca racionalidad rodea estas preguntas.
 Las cifras de mortalidad perinatal persisten    altas  a pesar de nuestras civilizaciones avanzadas y de las  tecnologías  mejoradas  en la atención de los fetos y recién nacidos humanos porque un porcentaje de ella es debida a mecanismos  de la selección natural que escoge lo que ha de vivir y lo que debe descartarse en biología.
Hubo un momento en la prehistoria, sin lugar a dudas, en que dejamos de ser solo animales y empezamos a ser humanos. Desde ese   instante la cultura empujó  la evolución natural para cambiarle el ritmo a nuestras vidas. Y empezamos a ser creativos e imaginativos y al mismo tiempo a manejar mitos y leyendas para tratar de llenar los  años antes y después de existir.
En el  instante precultural  había que reforzar todo lo conveniente para que se cumplieran los mandamientos  no legislados evolutivos naturales.
  1.     Nacer
  2.    Crecer
  3.    Reproducirse
  4.     Morir

Al iniciar su actuación  la mente y conciencia primitiva, que se dieron como mecanismo evolutivo y selectivo  habilitaron en una forma imaginativa y pragmática la vida prenatal y potmortem. Con el pasado nada se podía hacer  porque ya era, pero el futuro desconocido se  pobló de miles de especulaciones y de cábalas y aparecieron miles de leyendas, mitos y especulaciones  que  persisten para explicar el ayer y el futuro. Tal como nosotros morimos habría seres inmortales que vivirían en  mundos infinitos y eternos. Como la fealdad   era una característica de algunos  humanos necesitábamos seres omnipotentes, omniscientes  y llenos de belleza que vivieran en otros mundos y que fueran modelos para que pudieran normalizarnos y dirigirnos en las vidas temporales. 
Las otras especies animales desaparecen  al morir. Y aunque los primates y los perros tienen culturas mínimas, hasta ahora no reclaman para ellos ni paraísos ni edenes.
  Nuestra mente y conciencia primitiva humana habrían encontrado una forma de eludir la muerte fabricando edenes y paraísos al igual que lugares de castigo eternos en donde se haría justicia de las desigualdades e iniquidades que presenciamos a diario en el cotidiano vivir. Las divinidades tendrían su razón de ser en la creación humana y de allí las múltiples versiones que se dan del comienzo del mundo incluido en ellas los tiempos necesarios para ejecutarlas.
Con  postulados programados en la conciencia humana paleolítica y cavernaria surgidos de la admiración ante lo desconocido se mezclaron nuestros deseos de inmortalidad y eternidad para fabricar  creencias incrustadas en  mentes y células del arcaico  sistema nervioso  prehistórico para  aceptar una vida después de la muerte y  con ella los premios y castigos según se ajustara lo vivido y  a las costumbres de los sitios, donde por azar, nos tocó vivir.
Las manadas de hombres primitivos se regaron por el planeta tierra en grupos pequeños de máximo 30 o 40 personas y vivieron de estas formas hasta hace unos 10.000 años. En  la prehistoria  las creencias no estaban reglamentadas y al parecer predominaban las diosas sobre los dioses en los primitivos credos  diversificados y diferentes  El animismo y sus tótems fueron los dogmas iniciales.
El periodo neolítico inicial que coincidió  con la iniciación de la agricultura exigió erigir asentamientos humanos  numerosos.  Se fundaron  aldeas y  pequeñas ciudades y al hacerlo se volvió un imperativo establecer reglas para las relaciones humanas y definir quien las implementaría y haría cumplir.
Ur, Damasco, Babilonia, Jerusalén serían unos de los primeros asentamientos comunitarios y no es casual que de esos contornos hayan surgido las religiones cristianas, islámicas y judías mayoritarias e imprescindibles en la vida del mundo occidental.
 Del jefe de la tribu o manada que gobernaba por la capacidad física que tuviera se pasó a buscar  otro que fuera capaz de convencer con argumentos de cohesión y fuerza a los otros.
Aparecieron entonces los gobernantes y monarcas que desde un principio tuvieron el visto bueno de los dioses y algunas veces hasta genes de ellos.
Desde el inicio de las civilizaciones y culturas lo sobrenatural protege las actuaciones de los gobernantes y ellas siempre expresan los deseos de los dioses  pero al mismo tiempo satisfacen los deseos de los monarcas y reyes imperantes.
La historia humana escrita tiene menos de cinco mil años y puede empezar a comprobarse desde los primeros mensajes de signos gráficos   cuneiformes encontrados en Ur.
La prehistoria  se vuelve ciencia y se  comprueba a través de los hallazgos fósiles y de los estudios en genomas de diferentes animales y de seres humanos. Hace unos 50000 años los cavernícolas trogloditas empezaron a adornar sus cuevas con pinturas rupestres, las primeras obras de arte humano, y hace unos 25000 años se extinguieron los humanoides Neandertales que  dejaron unos cuantos de sus genes, en nuestros genomas como se pudo determinar en la última década del siglo XX.
 Se conoce que hay muchos prototipos humanoides (unos 30) al lado de los Cromañones que parece ser el grupo antecesor nuestro directo es decir de donde vienen nuestros tatarabuelos y su parentela.
El proto Adán y la proto Eva según investigaciones fósiles y genéticas habrían nacido en África  hace unos 150000 años atrás  para terminar en la última versión del Homo Sapiens Sapiens, el sofisticado y culturizado hombre o mujer de este año  2014.
Desde hace diez mil años las culturas y civilizaciones se han diversificado tanto que ya contamos con 7 mil millones  de humanos vivos y 107 mil millones de muertos.
 Hasta ahora miles de aldeas y ciudades se han edificado y  han desaparecido, miles de creencias, religiones y gobiernos se han ideado cada una de ellas con sus propios códigos, mandamientos y rituales y una gran cantidad de ellas ni se mencionan ya,  todo ello para que la evolución natural y las culturas de la mano puedan seguir administrándonos la hermosa pero arriesgada tarea de vivir con sentido o sea con humanismo.
Al igual que estamos rodeados de humanos que fueron y ya no son, por todas partes yacen restos de ciudades, asentamientos y credos que desaparecieron o se trasformaron en otros con el raudo paso del tiempo  en nuestras mediciones históricas. Está medida del tiempo se vuelve nebulosa y esquiva cuando hablamos de eones como lo hacemos en la prehistoria.
Mientras las ballenas aun alimentan a sus ballenatos como lo hacían hace 20 millones de años  y los castores construyen sus represas como lo hacían en la prehistoria los humanos podemos sacar adelante prematuros que hace 100 años se morían y podemos evitar que sus cerebros, mentes y conciencia sufran daños irreparables. La ciencia  no tiene ni puede tener más años de los que tienen las primeras civilizaciones y asentamientos humanos.
La ciencia inexistente en la prehistoria sin humanismo  esta hoy dando respuestas a muchos enigmas vivenciales  y es claro que a veces se mezcle con el mito y las creencias primitivas a las cuales combate y a las que en un momento dado les reemplaza sus postulados y paradigmas para que aparezcan otros   mitos ¡como las conciencias no personales que se esgrimen ahora en lo que se ha dado en llamar la  espiritualidad no religiosa!  
Hace diez mil y más años  la fortaleza física, la capacidad de ataque y de defensa biológicas eran los mecanismos sociales utilizados para imponernos respeto. En  protohistorias prehistóricas no había mucha diferencia en como surgen los líderes y gobernantes entre los animales y los hombres cavernícolas.
 Hasta el momento cuando se afinaron nuestros órganos de los sentidos y nuestra corporalidad, con objetos extracorpóreos  algunos animales  veían  mejor que los humanos como  lo atestiguan las águilas, antes de que aparecieran los lentes, microscopios y telescopios, oían gamas de sonidos que los hombres no podemos escuchar como  algunas aves,  olían a grandes distancias los alimentos como lo hacen las ratas, los gatos y los perros y se movilizaban  con más rapidez los felinos y tiburones.
Por la ciencia ahora superamos los movimientos de las otras especies con aviones submarinos, misiles y carros.  
Desde  hace 10000 años  hasta la revolución industrial entre 1700 y 1800 a.c  la tenencia de la tierra y la capacidad de acumulación de  dinero marcaban la ruta  hacia la estabilidad y el bienestar humanos.
Con el inicio de la revolución industrial la inventiva y creatividad se volvieron necesarias para el logro de comunidades prosperas.
En el siglo veinte la necesidad del conocimiento científico cada vez se volvió más importante e imprescindible y en los últimos 200 años los planteamientos existenciales  sobre el planeta  que hasta ese momento tenían fundamentos  de predominancia metafísica empezaron a ser reemplazados   por las leyes newtonianas para explicar el cosmos. En el siglo XX vendrían las explicaciones de la física cuántica para el microcosmos o mundo solo detectable a través del microscopio,  como el de las células y microbios, y del macrocosmos  que se aprecia a través de telescopios cada vez más potentes y  sofisticados que nos dejan  ver mundos de millones de estrellas y galaxias en un universo sin límites, ni tiempo medible.
La  nueva visión de los entornos que rodean a los humanos no la hemos asimilado en nuestras conciencias y casi el 100% de mortales humanos vivimos y morimos haciendo mezclas filosófico científicas de los datos del ayer mayor de 200 años con las pruebas científicas solidas que  nos muestran por qué  nacimos, como crecemos y  descubren día a día los principios repetibles de la razón de ser de  las cosas y los movimientos que rodean el ciclo vital.
Sabemos que lo incomprensible y desconocido  es mucho mayor que lo que conocemos y que la ciencia es falible y ha mostrado a veces grandes equivocaciones. Debemos ser humildes ante  incomprensiones del porqué  de nuestro mundo pero esa misma mirada sagrada hacia lo que no podemos  responder debe hacernos pensar que no podemos explicar lo que no entendemos con lo que no entendemos o sea con la metafísica,  porque  dicho circulo vicioso  prolonga  la ignorancia que tenemos de la razón de ser de las cosas. Cuando se da una respuesta no científica de los fenómenos que ocurren,  la posibilidad de equivocarnos  se potencia y hay que estar vigilantes.
Es mejor fabricar nuevos mitos basados en los hallazgos científicos como podría decirse del comienzo de nuestro universo con el Big Bang que aseverar ideas arcaicas provenientes de civilizaciones pastoriles como lo es fabricar un humano con barro mediante la acción de alguien que tiene unos poderes que son desconocidos entre los mortales animales racionales.
 En el relato  que explica el inicio del universo con el Big Bang hay experimentos que pueden repetirse como son ciertos  isotopos que se espera que aparezcan y lo hicieron cuando se replicaron  las condiciones  físicas de   dicho momento.
 El mito ayudado a construir con ayuda científica  tiene pedazos comprobables y repetibles al contrario de lo que pasa con las leyendas creacionistas  ancestrales en donde las mil variaciones sobre el comienzo del universo no tienen ningún gancho que las ligue al campo experimental y por lo general utilizan elementos locales   autóctonos   en cada una de las civilizaciones que las inventan.
En el mundo moderno todas las  leyendas explicadoras de las dos grandes preguntas: ¿De dónde venimos y que pasa después de la muerte? se han entretejido unas con otras para protegerse con una espiritualidad etérea que rehúye la materialidad y las religiones para terminar en una metafísica que por lo general solo produce beneficios económicos a sus propulsores y predicadores.
La verdad es que hasta el momento nadie puede contestar estas preguntas en forma contundente. Solo la ciencia lo plantea en  forma de duda  porque las otras respuestas fallan al negar que son muchas las preguntas y muy pocas los aciertos comprobados. La verdad con visos de absoluta se vuelve dogma y bajo sus pliegues escampan la intolerancia  y la violencia cultural.
Desde la prehistoria hasta hoy en día las miles de formas de mirar el pasado y el futuro han obligado a los humanos a vivir bajo un credo  más fuerte que todos los raciocinios.
Aunque con frecuencia, manifestemos que estamos bajo la tutela de nuestra mente e inteligencia  nuestras creencias pasan por encima de la lógica y el raciocinio para llevarnos a la acción y al manejo de nuestras relaciones humanas.
 Si lo racional  manejara las ideas y proyectos, con más fuerza que las creencias, no tengo dudas de que la luz buscadora de verdades seria la ciencia y sus métodos.
 Pero las cosas no ocurren  así y en  el mundo priman los conocimientos incuestionables, esotéricos y míticos que manejan dogmas. Es un pecado o un delito dudar y preguntar  en los diferentes lugares y culturas. Prima el pensamiento  ilógico en  lo desconocido llamado sagrado y misterioso. Los milagros profecías y clarividencias son el material de primera mano para preguntas no contestadas por la ciencia que es la única que admite que se equivoca y está dispuesta a autocorregirse.
Piénsese a través de la historia en  las guerras religiosas e ideológicas que ha habido y el aniquilamiento de comunidades enteras por pensar en forma diferente  cuando se ponían en contacto con planteamientos distintos de otras culturas y clanes como sucedió en las cruzadas, la santa inquisición, el problema de los cataros, los campos de concentración nazis, la conquista de África, las esclavitudes impuestas a nombre de superioridades raciales o culturales  y el sometimiento a sangre y fuego para  los nativos que poblaban el continente americano.
El servilismo  obligatorio en que las mujeres han sido mantenidas a través de siglos y la homofobia son otras pruebas fehacientes de que no son  la lógica y razón quienes mantienen unidos el actuar y pensar humano.
Las prácticas anteriores se han llevado a cabo con el aval de creencias dogmáticas en el pasado histórico.
El  estado Islámico   quiere meternos  por la fuerza y el terror en el paraíso musulmán. La ciencia y la democracia, con sus defectos, son  nuestros idealismos y   mitos  a donde queremos algún día llegar en una controversia permanente de pruebas y errores que permiten correcciones y respetan la vida humana por sobre todas las cosas.
Las formas de pensar que irrespetan la biología de las especies terminan en debacles llámense narcotráfico, reinos de dioses, infiernos satánicos o superioridades raciales.
Se ha podido comprobar en forma contundente que la vida es el bien común innegable  Lo que se haga humanamente, debe girar en sus orbitas, siempre recordando que  con los datos actuales comprobados  lo único que podemos llamar vivo es lo que se muere. La muerte debe ser definitoria de lo que reconocemos como viviente.
 Hasta ahora lo inmortal no se debe incluir  en el pensar y actuar humano. Los microbios que no veo, sin tecnología  y los universos que no palpo y siento con mis sentidos  son más posibles y probables   que los dioses o ángeles que los precedieron como explicatorios  de la razón de ser y estar aquí  vivos.
El telescopio y el microscopio me han alargado los sentidos y me sugieren olvidar respuestas explicatorios del ser y del vivir aceptables en épocas pasadas.
 Mi tolerancia permite el que otras personas y culturas crean   las visiones metafísicas que les convengan  mientras ellas no actúen contra  lo viviente amoroso, emotivo, bello y hermoso de la corta existencia humana anclada en la cultura y  la biología contemporáneas.
La tolerancia será la gran virtud humanista  de este siglo. Debe darse en nichos ecológicos llenos de biología y cultura sin confundir esta última con las tradiciones o los credos  que permitieron la sobrevivencia en épocas donde no había argumentos suficientes para concatenar conocimientos y adherirlos a valores éticos y morales sin salirse del planeta tierra.
 Solo con las explicaciones de las  físicas cuántica y newtoniana, la química, la biología todas  embadurnadas  por la magia del amor terrenal lleno de problemas y equivocaciones, pero suave y dulce como las artes que lo pintan irisado de múltiples colores y formas, podremos sentirnos bien  con momentos felices en esta búsqueda de significado vivencial temporal.
 No podemos admitir  que nuestra impotencia explicativa se contente con juicios morales arcaicos  como se hacían  cuando estábamos en manos  de dioses y demonios  superiores a nosotros.
El rayo  de la tempestad  se explicaba por ira de santos y de dioses. Hoy se entiende como causado por  fenómenos eléctricos. El sol ayer era adorado como  dios  y hoy es la fuente de energía  para los seres vivos.Las pestes no son castigos por pecados contra los mandamientos imperantes si no manifestaciones de la vida microbiana en los humanos. Un sinnúmero de explicaciones científicas cambian.
 Hoy  la  ciencia  reconoce que no todo tiene causa como lo sugieren los procesos evolutivos naturales que ocurren en eones de tiempo pero pueden  demostrarse y probarse.
Puede comprobarse que las civilizaciones y grupos humanos han buscado en etapas iniciales causalidades metafísicas míticas para sus razones de ser y de vivir pero   han ido cambiando estas causas por  fenómenos  físicos, químicos y biológicos corroborando hipótesis con  investigaciones científicas y tecnológicas.
 Cada momento de cambio  va acompañado de una resistencia personal y grupal  a abandonar mitos, leyendas, supersticiones que en formas simplistas dan explicaciones que quieren evitar preguntas cuyas respuestas,  hoy en día, se ignoran y  exigen trabajos grandes para resolverlas con el peligro de que se necesiten tiempos más  largos que la duración  de una vida entera para contestarlas.


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