La descripción de la Evolución
Natural cargada de todas sus implicaciones socio culturales y humanísticas es
la máxima proeza de la creatividad humana para afianzar el conocimiento y la
racionalidad en los últimos doscientos años de la historia humana.
Lo que llama la atención es porque esa verdad de a puño, que
no ha podido ser controvertida con seriedad en ninguna latitud, no se impone
como una nueva visión en los espacios racionales, humanos y científicos.
¡Creo que es nuestra parte animal que tiende a la
supervivencia y a la reproducción, como en las otras especies, la que impide
con más fuerza que entren con facilidad estas nuevas ideas!
Antes de su aparición existían mil leyendas sobre la aparición
de la vida y de sus orígenes cada una de ellas amañadas a las características propias
de cada grupo étnico o clan.
Los idiomas y los currículos
educativos son guardianes de las tradiciones llenas de prejuicios que son muros de contención para verdades científicas
probadas.
Hoy por hoy las
interpretaciones que se hagan sobre la aparición de los millones de tipos de
especies vitales tienen que pasar por el filtro evolutivo natural, y cultural. De
esto no se escapa el origen y el futuro de la humanidad entera.
La evolución de las
especies descrita y sugerida por Lamarck, Alberto Wallace y Charles Darwin es
innegable y científica hasta para los detractores de ella, que buscan subterfugios y silogismos para acomodarse a su sombra bajo diferentes
tapasoles, como el famoso Diseño Inteligente o el confundir la
infinitud del universo probado por Steven Hawkins, Einstein y muchos otros
investigadores con las eternidades y variadas leyendas sin pruebas relatadas en libros sagrados para las
creencias y esoterismos míticos y mágicos.
El carro cruel funerario con sus interrogantes, está ligado a
la belleza vital y al aceptarlo como indescifrable enaltecemos la vida como el
mejor atributo que tenemos los biohumanos.
A Carlos Marx le faltaron toques biológicos en su afán para
proporcionar bienestar en las comunidades humanas porque no podemos ser felices
socialmente si no somos felices como individuos primero.
La verdadera revolución, que conducirá a un respeto y tolerancia por los otros solo puede darse en una democracia
donde las características diferentes y similares de las distintas
civilizaciones pase por el filtro evolutivo con sus componentes biológicos netamente
animales y sus raciocinios iluminados por la mentalidad y conciencia humanas.
Cuando el hombre animal y racional se pongan de acuerdo y no
busquemos dualidades escapistas como las otras vidas nunca probadas si no deseadas y
soñadas, como las reencarnaciones, solo en ese momento podremos establecer una ética
y moral para la especie pensante y racional soñadora y deseadora, que para
tener momentos felices necesita ser solidaria, porque en sus elementos genéticos
y epigeneticos lleva impreso un patrón social sin el cual su convivir y
compartir son imposibles.
Si se aceptan estos postulados será necesario cambiar nuestra
forma de ver la salud, la enfermedad, la muerte, la sexualidad, el arte, la
belleza, la alimentación, la educación, los juegos y por supuesto los ritos y
maneras de juntarnos.
La ciencia y el humanismo lo conseguirán con el pasar del
tiempo siempre que evitemos caer en un contrasentido como la Cienciologia o el
abrazo imposible entre la fe y la razón. Pueden ir juntas pero no revueltas.
Se dice que el 99% de los millones de especies vitales han desaparecido! Es frutó esta desaparición de la misma selección natural? Si es positiva la respuesta y reconociendo que la especie humana es la más pura muestra del fruto evolutivo, podríamos decir que el proceso evolutivo que espera a la especie humana es hacia la perfección ? Perfección de conciencia ?
ResponderEliminarNo porque no somos el centro del proceso Somos unos entre muchos procesos
ResponderEliminarLas cucarachas llevan 400 millones de años y nosotros menos de 2 millones
Pero la misma selección natural debe (o puede?) hacer aparecer una nueva especie de súper humanos con más neuronas y/o más sinapsis
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